Hay días que con solo mirarte, sé que podría echarme a llorar... solo porque eres tú.
Tienes los ojos del color de las montañas, y no soporto verlos sin sentirme reflejada en ellos. Tu pelo... tu pelo huele a hogar, a un sitio donde guarecerse, a un lugar donde sentirme segura durante la más cruel de las tormentas.
Y yo no quería enamorarme... , ni de nadie, ni de ti, aunque parece que ya es tarde. Nunca quise necesitar a nadie, nunca quise que nadie me hiciera soñar, nunca quise amar al amor... excepto ahora, que te amo a ti y al amor que tú me das. Es un juego tan perverso esto del amor. Puede que nadie ame a nadie, puede que yo quiera perderme en ti, puede que sueñe que te pierdo... puede que muera, y todo es demasiado extraño... pero me gusta.
Me gusta tenerte tras mi espalda, con tu brazo en mi cintura. Me gusta saltarme las reglas contigo, y solo contigo. Me puedo imaginar el más grande de mis sueños, pero solo contigo.
Y si pasas por mi lado, me cuesta hasta respirarte... y si veo que tiemblas, sé que los dos estamos igual...
Y es que hay momentos en que los dos estamos en las mismas condiciones...